6.4. Numerización del tiempo global
Rara vez nos preguntamos sobre el tiempo: miramos el reloj, marca una hora determinada que se corresponde con una franja del día u otra. Nos es útil porque gracias a estas horas podemos saber cuándo tenemos una reunión, por ejemplo. Aun así, esto que damos por hecho actualmente es producto de una trama de estandarización del tiempo de la que forman parte también los aparatos electrónicos.
Antes que nada, hay que reconocer, como apuntábamos, la utilidad del tiempo medible y estándar. El pensador y científico social indio Radhakamal Mukerjee escribe en 1943 su artículo «Time, technics and society», donde afirma que:
«la adaptación social requiere que el tiempo no sea la experiencia poco fiable de los individuos, sino que tiene que ser un tiempo invariable y común para todos los individuos sobre el cual la cooperación en la actividad económica y social es posible».
Mukerjee, Radhakamal. “Time, technics and society.” A: The sociology of time, 47-55. Londres: Palgrave Macmillan, 1990.
Este tiempo medible y estándar contrasta, pues, con el reconocimiento del tiempo de acuerdo con las actividades estacionales organizadas. Especialmente, los pastores se basaban en la observación de las estrellas y también medían el tiempo según la vida de los animales que tenían. Aun así, es con la agricultura que se empiezan a organizar de manera más sistemática hábitos de trabajo, ocio, descanso y sueño.
Es con la expansión colonial que se hace necesario tener intervalos de tiempos medibles y divisibles. Empieza entonces a desarrollarse una sociedad industrializada con tareas que necesitan sincronización.
En Greenwich, a partir del 1833, cada día se marcan las 13 h haciendo caer una gran bola roja. Con esta referencia, se empiezan a sincronizar los barcos, y así se extiende la práctica a otros métodos como «el cañón de la una en punto» en ciudades como Edimburgo o Liverpool. La navegación podía entonces tomar una hora de referencia, a pesar de que no fue hasta que se extendió el ferrocarril, una infraestructura que afectaba un gran número de personas, que se adoptó un tiempo estándar a escala supralocal.

Figura 39. La gran bola roja que servía para marcar las 13 h en el observatorio de Greenwich
Fuente: Wikimedia / Sentinel user.
La progresiva adopción del meridiano de Greenwich como referencia tiene que ver con el triunfo del imperio británico como centro del mundo, pero también implica que una cierta concepción del tiempo se impuso en lugares con dinámicas muy diferentes y que este proceso permitió reforzar dinámicas coloniales.
Creemos importante contextualizar brevemente esta dimensión del tiempo antes de volver al ámbito electrónico. A pesar de que no todos los dispositivos determinan el tiempo del mismo modo, podemos decir que hay algunos sistemas, como Mac o Linux, que se basan en UNIX, que consiste en expresar el tiempo en el número de segundos que han pasado desde las 00.00.00 del 1 de enero del 1970 tomando como referencia el meridiano de Greenwich.
La manera en como habitualmente medimos el tiempo no es, como hemos visto, históricamente neutral, y tampoco perfecta.
De hecho, dentro de esta numerización del tiempo que hemos naturalizado, también aparecen algunas grietas que nos permiten pensar en la construcción y convención de la dimensión temporal. Por ejemplo, en el caso de los dispositivos electrónicos, existe el llamado «problema del año 2038», cuando el contador de tiempo basado en UNIX se desbordará, cosa que puede causar un error en los programas, que pueden pensar que están en 1901 en lugar del 2038.
En este apartado, hemos querido enriquecer y proponer diferentes perspectivas sobre la idea de tiempo, puesto que es una dimensión inherente a la interacción. De hecho, hemos visto que el tiempo en el que vivimos habitualmente, quizás sin darle mucha importancia, tiene muchos matices e implicaciones históricas y políticas. Este hecho va más allá del desarrollo técnico que nos permite contar y hacer objetivo el tiempo, un aspecto sin el cual no podríamos concebir las tecnologías digitales.