3.4. Aproximaciones metodológicas
La crítica a las interfaces y a la interacción se puede llevar a cabo desde diferentes aproximaciones que buscan y proponen reflexionar sobre nuestras relaciones con los (nuevos) medios tecnológicos, desde las condiciones de producción hasta las implicaciones económicas o los efectos que tienen para otras especies y también climáticamente de manera más amplia.

Figura 24. Aproximaciones metodológicas
Fuente: elaboración propia.
Uno de los proyectos que queremos destacar es Manifiesto para una aproximación crítica a la interfaz de usuario, más conocido por su nombre acortado, Interface Manifiesto. Es el resultado de una investigación coral y multidisciplinaria que se llevó a cabo entre el 2013 y el 2015. En la propuesta, iniciada por Hangar (Barcelona), participó un grupo de investigadores de la UOC. El propósito era construir un marco conceptual para repensar el diseño y los modelos de uso de las interfaces (especialmente, las interfaces gráficas de usuario), reflexionar sobre las relaciones de poder que esconden e indagar cómo condicionan nuestras interacciones, entre otros aspectos. El manifiesto es el resultado de una metodología basada en el encuentro y la discusión abierta. Consta de catorce puntos y, entre otros, podemos destacar la idea de la interfaz como verbo (es aquello que pasa), como punta del iceberg de un sistema complejo de ag(en)t(s) interdependientes (códigos, infraestructuras, personas, comportamientos, protocolos, tiempos, afectos…), como aquello en que se inserta una ideología a pesar de que no sea siempre visible o la tendencia a ocuparse de un sujeto universal, estándar, que homogeneiza y excluye otras opciones.
Manifiesto para una aproximación crítica a la interfaz de usuario:
- La interfaz es un dispositivo diseñado y usado para facilitar la relación entre sistemas.
- Interfaz es un verbo (I interface, you interface…). La interfaz ocurre, es acción.
- La interfaz se da en el pliegue entre el espacio y el tiempo; es dispositivo y situación simultáneamente. Es render (actualiza condiciones pensadas) y emergencia (ensambla algo nuevo).
- La interfaz acumula trazas: rastros y restos de todos los ag(entes) que confluyen en ella.
- La interfaz es la punta del iceberg de un sistema complejo de ag(entes) interdependientes: infraestructuras, códigos, datos, usos, leyes, corporaciones, personas, sonidos, espacios, comportamientos, objetos, protocolos, botones, tiempos, afectos, efectos, defectos…
- Una interfaz está diseñada dentro un contexto cultural y a su vez diseña contextos culturales.
- La interfaz responde y materializa la lógica económica del sistema en el que se inscribe. Es un dispositivo político.
- La ideología de la interfaz está siempre incrustada en la propia interfaz, pero no siempre es visible.
- ¿Se puede hacer visible aquello invisible? Cuanto más presentes están las interfaces en nuestras vidas, menos las percibimos.
- Las interfaces utilizan metáforas que generan ilusiones: soy libre, puedo volver atrás, tengo memoria ilimitada, soy anónimo, soy popular, soy creativo, es gratis, es neutral, es simple, es universal ¡Cuidado con las ilusiones!
- El estándar creado en la interfaz apela a un sujeto universal y genera procesos de homogeneización, pero reduce la complejidad y la diversidad ¿Qué excluye el estándar?
- Los usuarios tienen derecho a conocer aquello que oculta la interfaz. El acceso al conocimiento es un derecho fundamental.
- En el diseño de la interfaz no sólo se despliegan capacidades, sino también emociones y afectos. ¿Cómo se producen y circulan las emociones en y con las interfaces?
- El usuario y la interfaz performan agencia, se coproducen y por lo tanto tienen la capacidad de definirse, redefinirse y contradecirse por acción u omisión.
Una de las personas vinculadas a este proyecto es Søren Pold, que, junto con Christian Ulrik Andersen, publicó Metainterface en 2018. El libro está en sintonía con los planteamientos del Interface Manifiesto. En este caso, sin embargo, el discurso de los autores se forma haciendo una revisión de literatura previa y en casos de estudio de proyectos artísticos que ayudan a clarificar y a reforzar sus planteamientos. El libro parte de la base de que, a pesar de que se intente hacer desaparecer la interfaz o camuflarla por el bien social, individual o funcional, la interfaz siempre resurge. Aunque se inserten en todas partes, tanto que a menudo no prestemos atención, hay una metainterfaz allá donde se desplaza la interfaz. Plantean tres aspectos de la metainterfaz que están relacionados. En primer lugar, la metainterfaz describe un paradigma de interfaz contemporáneo: la estructura de un ordenador hace que cualquier interfaz sea una metainterfaz porque conecta datos con una infraestructura interconexionada más grande, que funciona sin descanso. La segunda característica tiene que ver con el relato de fluidez e interacción inteligente, puesto que la metainterfaz forma parte de la percepción de un mundo globalizado y a tiempo real. En último lugar, plantean la práctica artística como un campo rico para aproximarse a las nuevas realidades que produce la metainterfaz y proponer escenarios alternativos.
También la llamada crítica de la interacción (en inglés, interaction criticism) se postula como una disciplina que quiere interpretar rigurosamente las cualidades materiales y perceptivas de las interfaces en sus vínculos con los lenguajes visuales y las formas culturales y en relación con los significados, afectos y comportamientos desde la experiencia de usuario. Para fundamentar esta perspectiva, autores como James Bardzell se basan en la práctica artística como un ámbito que puede articular a la vez la experiencia estética y la teoría crítica. Concretamente, encontramos cinco afirmaciones desde las cuales afrontar la crítica de la interacción:
- El arte y la crítica educan la percepción y dirigen actos de cognición/conocimiento.
- La crítica y la respuesta estética van de la mano, no se anteponen ni preceden la una a la otra.
- La actividad crítica es de ida y vuelta: señala particularidades, pero también relaciones con el conjunto.
- El arte y la crítica son reveladores.
- El arte y la crítica son éticamente inspiradores.
Dentro de este marco de trabajo, la crítica propuesta combina aspectos culturales (el creador, el artefacto, las personas que lo recibirán o lo consumirán y el contexto social) y de interacción (el diseñador, la interfaz, las personas usuarias y, otra vez, el contexto social). Esta aproximación quiere facilitar la comprensión de los aspectos más subjetivos y menos cuantificables del diseño de la interacción.
Por su parte, el diseño de interacción reflexivo (thoughtful interaction design) también apela al hecho de que el diseño de artefactos interactivos crea conocimiento. En este caso, no hay tanto un énfasis en la producción o en la creación, sino en lo que este gesto comporta en cuanto que está inscrito en un contexto: responde a una situación y también se inserta en una. Desde esta perspectiva, un diseñador tiene que asumir su tarea como una algo importante, orientándola a crear artefactos que sean valiosos –en sentido cualitativo– y útiles. Este planteamiento está más asociado a buscar una funcionalidad que responda a un proceso maduro de reflexión.
A continuación, incluimos un resumen que quiere clarificar los puntos de interés principales de estas aproximaciones al diseño de la interacción.

Figura 25. Aproximaciones metodológicas
Fuente: elaboración propia.
En cuanto a la documentación sobre estas aproximaciones metodológicas, queremos mencionar Interface Critique, un proyecto nacido en 2014 que se presenta como una plataforma que facilita los diálogos sobre los aspectos históricos, sociales, políticos, culturales, artísticos y estéticos de la interfaz para promover una aproximación a la interfaz como fenómeno cultural. Sus propuestas se concretan en la edición de una revista con artículos de autorías diversas, compilaciones en formato texto de conferencias o libros monográficos, entre otros.
Por último, cabe destacar la propuesta de Humanistic HCI (2015), realizada por Jeffrey Bardzell y Shaowen Bardzell a partir de las bases de Interaction Criticism. Los autores proponen una aproximación humanística al HCI (Human Computer Interaction) como un ámbito de investigación y de práctica que incorpora las epistemologías de las humanidades a los procesos, teorías, métodos y principios de diseño de la interacción persona-ordenador. Para un resumen detallado, recomendamos el artículo Humanistic HCI de la revista Interactions.
Todas estas perspectivas críticas dibujan un mapa que, si bien puede ser complejo o incluso confuso por la diversidad de miradas, nos ayudan a situar el papel –y la responsabilidad– que tenemos como creadores de proyectos artísticos. Estos proyectos tienen una dimensión pública y esto, por lo tanto, contribuye a configurar contextos y ofrece a la vez una rendija para poder atender de manera crítica y razonada cuestiones que afectan al mundo que habitamos.