3. Crítica

3.1. La interfaz como hecho cultural

A lo largo de este apartado, profundizaremos en diversas aproximaciones críticas a la interacción y a las interfaces y haremos un recorrido por algunos trabajos artísticos en sintonía con estos planteamientos. Las reflexiones que presentaremos a continuación son complementarias a algunas que ya hemos ido comentando, como la idea obsoleta de la transparencia de las interfaces o el exceso de pantallas de los artefactos interactivos.

El objetivo ahora y durante los apartados siguientes es abrir un abanico amplio de posibilidades de reflexión crítica en relación con el campo de la interacción y la práctica artística. Hay que repensar, por un lado, las nociones que sostienen la usabilidad y otros planteamientos formales que hemos ido exponiendo y que, a pesar de ser útiles para diseñar interfaces, merece la pena reflexionar qué comporta su uso, que, en muchos casos, se ha generalizado, escondiendo otras vías de experimentación. Por otro lado, hay una serie de dinámicas sociales, políticas, económicas y culturales en relación con las interfaces en qué es necesario indagar y que también representan un terreno amplio de reflexión y de acción desde la práctica artística.

Aun así, tenemos que ser conscientes que problematizar alrededor de las interfaces no hará que nos liberemos de las relaciones de poder que sabemos que esconden, porque estas relaciones van ligadas a la sociedad en la medida que vivir en sociedad es vivir de forma que se pueden ejercer acciones sobre las acciones de otros. Lo que sí que puede ser es una oportunidad para tener una visión más crítica de las interfaces y tenerlo en cuenta a la hora de crear nuestros proyectos de manera propositiva, dando espacio a imaginarnos otros mecanismos y relaciones en la interacción y la interactividad.

Igual que nuestras maneras de vivir no son estáticas, las interfaces tampoco; al contrario, son algo vivo que hay que abordar, reapropiarnos o, incluso, performar. El ámbito artístico es muy adecuado, puesto que puede funcionar como una fuerza disruptiva que desenmascara las fricciones de la interfaz conjugando una dimensión conceptual con una de estética.

A pesar de que usaremos a menudo la palabra interfaz, no nos referimos solo a las interfaces gráficas de usuario, sino también a aquellos tipos de interfaces que permiten diferentes formas de interacción, como por ejemplo interfaces gestuales, por voz o tangibles que no requieren necesariamente una pantalla.